viernes, 12 de mayo de 2017

Informe

Construcción de un mejor pensamiento.
Una de las principales cosas que hacemos en el día a día es pensar, y aunque muchos crean que lo hacen de forma correcta, esto no es verdad. En este informe se comprenderán las razones por las que no lo estamos haciendo de la manera adecuada, teniendo en cuenta textos de distintos autores.
Gracias a nuestro cerebro podemos pensar. Éste es maleable, es decir, que cambia y aumenta su capacidad: depende de cómo lo utilicemos. Pero el problema es que no lo utilizamos bien. Por ejemplo, cuando lo llenamos de carga cognitiva, que es la cantidad de información que entra a nuestra conciencia constantemente. Cuando pasa esto, tendemos a distraernos más, a recordar menos cosas y también se debilita nuestra habilidad. Otro caso podría ser en la escuela, donde nos llenan de datos en vez de tratar de mejorar las funciones en las que nos cuesta más, como puede ser la memoria.
Si bien es cierto que el cerebro está recibiendo información continuamente, no todo lo que nos dicen e imponen está bien. Hoy en día, el hecho de fracasar no se toma como una virtud, sino como un signo de debilidad, cuando en realidad nunca debemos evitar equivocarnos. Como dice Kevin Kelly, el autor de “La virtud del fracaso”: “La ciencia es aprender aquellas cosas que no funcionan, de nuestros propios errores”. Es normal, por ejemplo, cuando los alumnos cometen errores un par de veces, que los profesores los “encasillen” en un mal lugar, cuando en realidad eso es peor para el alumno, ya que le va a costar más seguir intentando. Se trata de experimentar, ya que es lo que estamos haciendo todo el tiempo. Como dice Albert Einstein: “El aprendizaje es experiencia, todo lo demás es información”
También solemos pensar que la clave para el logro es la inteligencia individual, como los grandes científicos, antropólogos y demás. En realidad, como dice Matt Ridley, el autor de “Uno para todos y todos para uno”: “El éxito humano es enteramente un fenómeno de redes”, es decir, que se basa en la inteligencia colectiva. Por ejemplo, cuando un país maneja mejor su economía que otro, no es porque tienen economistas más inteligentes, sino que piensan mejor colectivamente. En relación a esto, el médico William Osler una vez dijo: “En la ciencia, el reconocimiento es para aquel que logra convencer al mundo, no para quien se le ocurre la idea primero”
Después de leer cada una de estas ideas, se puede entender que hay muchas herramientas cognitivas que podríamos mejorar para empezar a pensar de una manera adecuada.  Por ejemplo, podrían enseñar en las instituciones a “diseñar” el cerebro, es decir, hacer distintas actividades para mejorar la capacidad de éste. Cuanta menos carga cognitiva tengamos, mejor habilidad vamos a tener para administrar nuestros pensamientos. También, si se aprendieran conceptos cognitivos básicos, como la experimentación de la vida cotidiana, las personas serían más eficaces a la hora de decidir en distintos aspectos de su vida de todos los días. Por último, entender que cada uno es único, pero reconocer lo mucho que compartimos con los demás genera humildad, respeto y compasión.

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